El 1 de abril es la nueva fecha en rojo para la familia Coppens. La justicia de Nicaragua reprogramó para ese día el juicio por terrorismo contra Amaya, una estudiante belgo-nicaragüense, un signo esperanzador para sus hermanos que mantienen su lucha desde Bélgica.
A sus 24 años, esta estudiante de quinto año de Medicina en León (oeste de Nicaragua) se ha convertido en uno de los rostros visibles de los más de 700 opositores presos en el país por participar en las protestas de 2018 contra el gobierno de Daniel Ortega.
"Hasta ahora el gobierno no mostraba señales de querer resolver la crisis [política] que se convirtió ahora también en una crisis económica. Pero recientemente empezaron a mostrarse abiertos al diálogo", explica a la AFP su hermano, Diego Coppens, de 27 años.
"Según el abogado de Amaya, Maynor Curtis, que también tiene muchos otros casos de presos políticos, es positivo que la audiencia haya sido reprogramada, porque las cosas podrían cambiar", agrega el joven desde la casa de su abuela en una localidad al sur de Bruselas.
Ortega convocó la semana pasada a la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) para reanudar las negociaciones a partir del miércoles. La oposición definió como prioridad la liberación de los encarcelados por participar en las protestas.
El mandatario, en el gobierno desde 2007, aceptó volver a la mesa de negociaciones ocho meses después de abandonarlas unilateralmente, alegando un intento de golpe de Estado para sacarlo del poder antes de culminar su tercer mandato en 2021.
La prima de Amaya, Justine Coppens, subraya en cambio que, si bien se reprogramó el juicio del 28 de febrero para el 1 de abril, esto "implica que el tiempo de encarcelamiento también es más largo", y sigue siendo "complicado" saber cuál será el "resultado final".
- "Un ejemplo de ser humano" -
Amaya Coppens, de padre belga y madre nicaragüense, fue apresada el 10 de septiembre en León, y luego acusada de "terrorismo" y otros delitos al amparo de una cuestionada ley que criminaliza las protestas. Actualmente se encuentra en la prisión de La Esperanza.
"Yo siempre digo que ella nunca esperó tener ese protagonismo, como la vemos ahora, de una líder estudiante, pero si asumió desde el inicio esa responsabilidad", asegura a la AFP Diego, que urgido por sus padres se marchó a Bélgica al igual que su hermano Santiago.
Pero Amaya "nunca quiso dejar a sus compañeros en León. Le habríamos propuesto por lo menos volver a Estelí [ciudad del oeste de Nicaragua donde viven sus padres], después mi papá le habría propuesto venir a Bélgica incluso", explica.
Para Santiago Coppens, de 15 años, su hermana es "un ejemplo de ser humano". "Incluso para nosotros, que a través de esta lucha cívica aprendimos a conocerla mejor", agrega el benjamín de la familia, quien subraya su carácter "cariñoso", su "espíritu de ayudar a la gente".
Antes del nacimiento de Santiago, la familia Coppens vivió en Bélgica entre 1999 y 2001. En esa época, Amaya ya era una niña "con buen humor, muy dinámica, muy amable y con su carácter bastante independiente", recuerda su prima Justine.
- Con la mente en Nicaragua -
Las fotografías de Amaya en la casa de ladrillo rojo de sus abuelos dan prueba de ello. Los retratos muestran a una pequeña sonriente montando en bicicleta o portando un loro en el brazo. En otra imagen, los tres hermanos juegan en la playa.
Santiago y Diego reciben noticias de su hermana a través de sus padres, que la visitan una vez al mes. En el último encuentro, el 18 de febrero, Frédéric Coppens la vio "abatida, cansada y que ha bajado de peso", relató entonces a la AFP.
Desde Bélgica, adonde se marcharon poco antes de la detención de Amaya, ya que el contexto "se estaba volviendo realmente peligroso" para ellos, siguen manteniendo la lucha por su liberación con protestas, como la de este martes ante la embajada de Nicaragua.
"Pero tenemos la intención de volver cuando la situación cambie", precisan ambos. Mientras tanto, pese a la "dura" y repentina decisión de marcharse, Santiago retomó sus estudios de secundaria y Diego, diplomado en Agro-ecología, no descarta ampliar sus estudios.
Las protestas estallaron el 18 de abril contra una reforma al seguro social, que evolucionó en una demanda de salida del gobierno de Ortega, un exguerrillero sandinista de 73 años, cuya represión dejó 325 muertos y más de 50.000 exiliados, según grupos humanitarios.